Has oído hablar de la doble limpieza, pero ¿es algo que deberías estar haciendo?

Sabemos que hay demasiada publicidad sobre los ingredientes milagrosos y los productos imprescindibles, y esta publicidad muchas veces termina por confundirse y enredarse en lo que consideramos correcto y “saludable”. 

Una de las creencias más arraigadas en nuestras vidas es la relacionada con la limpieza y especialmente la limpieza facial. Creemos que el hecho de no realizar una limpieza facial correctamente es la causa de muchos de los problemas de nuestra piel.

Los pacientes me confiesan con miedo en la mirada y vergüenza en su voz que un día se les olvidó lavar su cara y por eso apareció el acné o algún otro problema en su piel. Estas creencias nos han llevado a limpiar en exceso nuestra piel, con la esperanza de lograr una piel perfecta.  

Te voy a explicar primero en que consiste una doble limpieza: Este técnica hace referencia a una limpieza de dos pasos. El primer paso consiste en utilizar un limpiador a base de aceite y como segundo paso un limpiador a base de agua.

Estos dos pasos tienen la intención de eliminar cualquier residuo grasoso (maquillaje, protector solar o demás que tengan una base aceite) y el limpiador a base de agua o glicerina te ayudarán a remover el resto de la “sucediedad” que pudiera estar en tu piel. 

Tiene cierta lógica visto de forma muy simplista y sin tomar en cuenta la fisiología de nuestra maravillosa piel. Si me preguntas a mi, hacer una doble limpieza es la mejor manera de darle dos trancazos a tu piel, y también a tu cartera. 

Hacer una doble limpieza es la mejor forma de ir garantizando el daño a la membrana protectoras de tu piel y con una membrana dañada comienzan los problemas. 

Despojar a la piel de sus aceites y la protección de la barrera natural provoca irritación, sensibilidad e inflamación, y puede desencadenar la rosácea o el acné.

Cuesta trabajo creer que los problemas en tu piel se deban a las dobles limpiezas, a las limpiezas agresivas y las famosas herramientas para limpiar la piel.  Pero si dejamos de verlo desde la lógica simplista de quitar suciedad, entendemos que de paso cuando limpiamos nuestra piel en exceso nos estamos llevando también a nuestra barrera protectora. 

Ademas dejame platicarte que un buen limpiador facial tendrá la capacidad de eliminar la “suciedad” y maquillaje de tu piel sin que la lastime y sin la necesidad de utilizar dos limpiadores. 

¿Cuál sería mi recomendación final? Elige un limpiador que no te deje esta sensación de tirantez en la piel, evita las dobles limpiezas y los limpiadores con exfoliantes físicos o mecánicos. 

La limpieza de tu piel, debe de ser un proceso muy personal, en donde encuentres productos que realmente hagan tu piel sentir mejor, dependerá de muchos factores que pueden cambiar en tu día a día. 

Si decides seguir con las dobles limpiezas, es importante palpar la piel y averiguar cómo responde a la técnica: la necesidad de una doble limpieza depende del estado de la piel, el clima y el estilo de vida. ¿Más maquillaje + contaminación? Es posible que necesite una doble limpieza diaria. 

¿Cara fresca + aire fresco? Este método definitivo no es para ti. 

Si quieres una piel sana, empieza por cuidar la forma en la que limpias tu piel. 

El minimalismo es nuestra filosofía. Nos encantan las formas simples y poderosas de cuidar la piel

Platícame, que pasos sigues tu para limpiar tu piel.